Tal vez escuchaste a alguno de tus padres o abuelos comentar que si te masturbabas te iban a salir pelos en la mano, te iba a salir acné, que te vas a quedar ciego, que los que lo practicaban se iban a volver locos, que se les iba a echar a perder el pene, que se iban a quedar estériles, se les iba a caer el pelo, les daría cáncer, que el cerebro se les iba a salir con el esperma, etc. Etc. y aún existe gente que realmente cree este tipo de barbaridades.
Así que para evitar todos estos males, antiguamente ataban a los niños y jóvenes a la cama para que no se tocaran, otros usaban instrumentos anti masturbatorios como cinturones de castidad, aros con púas para evitar la erección, calzones de metal o de cuero para no tener acceso a su cuerpo, duchas frías en medio de la noche, rezar cuando tuvieran malos deseos, etc. Se puede decir que este tipo de pensamientos fue muy importante en la época victoriana, que se caracterizó por una represión sexual extrema; aunque hoy día seguimos viendo a padres de familia que le dicen a sus hijos pequeños “déjese ahí, chamaco cochino” o algo parecido cuando los niños pequeños tocan sus órganos sexuales, en vez de enseñarles que es una actividad privada y que necesitan realizarla en un lugar privado.
También hubo quien pensó que la alimentación era indispensable para controlar los “deseos carnales”, así que los jovencitos debían comer poca sal y llevar una dieta de cereales y vegetales, esto lo pensaba gente como John Harvey Kellogg, inventor de los Corn Flakes y el reverendo Sylvester Graham, inventor de las Graham crackers. Fueron dos hombres puritanos que comenzaron sirviendo sus productos en balnearios a jóvenes “entusiastas” para bajar los niveles de deseo sexual, ya que para ellos todo lo relacionado con el sexo era pecado.
De manera particular yo como cereal sólo porque me lo recomendó una nutrióloga como parte de una dieta balanceada, no con la idea de bajar mi deseo sexual, ¡Dios me libre de que eso suceda!
Actualmente existe mucha más tolerancia de la que había hace un siglo, ahora se habla de que la masturbación no hace daño, que es parte de nuestro desarrollo sexual, que nos ayuda a conocer nuestro cuerpo y la manera en que nos gusta sentir placer, para conocer cómo le gusta a nuestra pareja ser tocada o para sensibilización corporal, incluso está presente en algunos ejercicios de terapia sexológica, esto se lo tenemos que agradecer a personas como Freud(1900), Havelock Ellis, Hirschfeld (1920), Mead(1930), Kinsey(1950), Masters y Johnson(alrededor de los 70), entre otros, que en su tiempo nos dieron a conocer una nueva forma de ver la sexualidad desde un punto de vista biológico y científico.
Afortunadamente ésta es una buena época para poder disfrutar de la autoestimulación y del autoerotismo sin tanta culpa ni tantos prejuicios; de poder vivir con mayor libertad nuestra sexualidad y hasta de poder manifestar nuestra preferencia genérica abiertamente sin necesidad de esconderse en “el closet”, así que con todo y que aún existe mucha gente puritana, me gusta vivir en esta época.