Vengo de una familia numerosa, once hermanos vivos en total.
Recuerdo de pequeña haber escuchado a adultos comentar que tenían muchos hijos
para que los mantuvieran en su vejez, además de que entre más hijos se tuviera,
la mano de obra era mayor y la familia podía tener un poco más de ingresos o de
ayuda en casa, dependiendo del género de los hijos. El que una mujer no
quisiera o no pudiera tener hijos era mal visto, ya que se pensaba que si una
no tenía hijos, no era mujer. El ser madre soltera era impensable, era un
estigma social.
Entre los años setentas y ochentas mi generación creció
escuchando las frases: “La familia pequeña vive mejor”, “Pocos hijos para
darles mucho”. Una campaña sobre planificación familiar dirigida por la
Secretaría de Salud de México con apoyo de dependencias gubernamentales e
instituciones del sector salud públicas y privadas[1]. Nos
hablaban de esta campaña en los centros de Salud, en las escuelas, pasaban por
radio y televisión las frases varias veces al día durante años, recuerdo que
los comerciales presentaban a una familia compuesta de papá, mamá e hijos,
estaba dirigido desde mi punto de vista a parejas que no sólo estaban en edad
fértil, sino también estaba implícito que
era un matrimonio, siguiendo “la moral y las buenas costumbres”; la idea
fue que por medio de un cambio de conducta social a nivel reproductivo y
educacional se podía reducir la tasa de natalidad y mejorar el nivel de vida de
nuestro país en desarrollo. Claro que siempre estuvieron presentes los grupos
de oposición como la Iglesia y la Asociación de padres de familia que
satanizaron, juzgaron y condenaron dicha campaña.
Esta campaña funcionó muy bien para mi generación, ya que la
idea de una familia pequeña está implantada en nuestras mentes, si no me crees,
pegúntale a cualquiera que nació entre los 70´s y 80´s si recuerdan estas
frases. Fue una ideología que marcó nuestras vidas, por lo menos de los que
vivimos en las ciudades, si lo comparamos con los 6.9 hijos que tenían en 1960
y los 2.1 que tenemos actualmente[2]. Rebasamos
el ideal de “papá, mamá e hijitos” como modelo de familia, formando familias en
pareja libre, como madre o padre soltero sin importar la preferencia genérica,
viéndolo como algo normal y no como algo condenable; se nos presentaron mayores
opciones para decidir tener o no hijos y cuántos, incluyendo el derecho al
aborto en el D.F. todo esto a la par de la protesta de grupos de oposición. Se
demostró que entre mayor era el nivel escolar era menor el número de hijos y
entre menor nivel escolar, mayor número de hijos.
En la época de nuestros padres y abuelos se pensaba que uno
debía tener “Todos los hijos que Dios nos quisiera mandar” aunque estuvieran
mal comidos o mal vestidos, hoy tenemos un número menor de hijos, sin embargo
tomando en cuenta que las crisis económicas siguen presentes sin importar la
época, pocas personas de mi generación pensarían en tener más de tres hijos, “porque
los tiempos no están para tener tantos hijos”. Nosotros compramos la idea de
que con una familia pequeña tendríamos un mejor nivel socioeconómico, mayores
oportunidades de desarrollo, nuestros hijos tendrían un poco más de lo que
tuvimos en cuestión económica.
Lo cual me pone a pensar qué pasa con las nuevas
generaciones, ellos ya nacieron en familias pequeñas, incluso por más pobres
que sean tienen celular y televisión de paga, ya tienen un poco más de lo que
tuvimos nosotros; crecieron en diferentes modelos de familia, ya no son
señalados por ser hijos de madres o padres solteros, se les reconoce que tienen
una sexualidad y que pueden ejercerla, (lo cual no quiere decir que se acepte
totalmente que la ejerzan) tienen información sobre métodos anticonceptivos a
la mano. (Pareciera que sólo como información)
La campaña en la que crecimos ya no les sirve a ellos.
El secretario general del Consejo Nacional de Población
(Conapo), Félix Vélez en una entrevista a un periódico reconocido comentó que
desde el año 2000 que no se había hecho campaña sobre planificación familiar[3]. El
jefe de Gobierno, Marcelo Ebrard puso en marcha una campaña cuyo objetivo es
evitar embarazos no deseados e infecciones de transmisión sexual “Salud Sexual y Reproductiva ¡No te embarques! Planea tu vida” [4] en
donde tal parece que la palabra clave es la libertad. El libre ejercicio de la
sexualidad, contar con información para ser libres, libertad de elección, “la
libertad es la base de la felicidad humana”. No se trata de presentar “una familia modelo”
“de una familia pequeña”, de un ideal a conseguir a futuro, sino de jóvenes –
adolescentes por su derecho a decidir, se reconoce que tienen derecho a vivir
su sexualidad con responsabilidad.
“No te embarques” se refiere a embarazos no deseados,
“Planea tu vida”, es una frase muy fuerte y con muchos significados que ni aún
la mayoría de los adultos ha podido llevar a cabo. Aunque si la chica "sale
embarazada" pese a toda la información se existe en diferentes medios
incluyendo el internet, se le criticará, juzgará y tal pareciera que se
le quiere crucificar obligándola a cumplir con una maternidad para la
cual no está preparada como si eso fuera "una expiación a su pecado", lo que me recuerda un
comentario que hizo una adolescente en el año 2001 cuando estaba investigando
para mi tesis de licenciatura: “Pues hay
unos papás que no te explican que te va a pasar la regla o así. No te explican
lo que te va a pasar en tu vida. Ya lo tienes que averiguar por ti…” (Grupo focal
de mujeres de 12 años)[5]. Los adolescentes
desde entonces necesitan saber qué va a pasar con sus vidas o qué esperan que
pase con sus vidas para poder planearlas.
Dando un paseo por el portal para jóvenes de esta campaña, yo me pregunto ¿Cuáles son las ventajas o beneficios que los
jóvenes - adolescentes pueden esperar en la planificación familiar? ¿Cuál es el
cambio que se quiere lograr en ellos? ¿Tener menos hijos? ¿Familias de hijos
únicos o dos como máximo para tener una vida con más oportunidades? ¿Tenerlos a
una edad mayor? Si ya se demostró que a mayor escolaridad menor número de hijos
¿qué va a pasar con todos aquellos jóvenes que no lograron un lugar en alguna
institución escolar? ¿Interiorizarán estas frases hasta que pasen a formar
parte de ellos mismos? ¿Lograrán reducir la población lo suficiente como para
que se satisfagan sus necesidades dentro de otros 30 años? El tiempo lo dirá.
[1]“Marketing social: teoría y práctica”. Luis
Alfonso Pérez R.
[2] “Mujeres y hombres en México 2010” INEGI.
[3] Reforma Nacional. http://www.reforma.com/nacional/articulo/607/1213736/
[4] milenio.com/node/9037882
[5] “La construcción de la identidad de género en
adolescentes escolares” Tesis de licenciatura en Psicología Social UAM –I. 2002
http://tesiuami.izt.uam.mx/uam/aspuam/presentatesis.php?recno=2044&docs=UAM2044.PDF